¡Tú también eres el hijo amado, la hija amada de Dios! Esto puedes oírlo en lo escondido de tu corazón:
¡Eres único para mi y te quiero!
Ayer, Jesús invitaba a sus amigos Pedro, Santiago y Juan a subir a la montaña para orar juntos con Él.
Cada día, hoy mismo, nos invita también, si queremos, a vivir en su presencia.
Orar con Jesús es una experiencia extraordinaria, y muy sencilla.
Puedes experimentarlo cerrando los ojos y diciendo:
"Jesús como nos enseñaste, quiero atreverme a llamar a Dios sencillamente "Abba, Papá".
Cierro los ojos suavemente y digo contigo:
"Padre nuestro, que estás en el cielo...."
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