Hoy comenzamos la segunda semana de Adviento. En nuestra casa hay indicios de que estamos preparando una fiesta. Pero...¿para qé sirven los adornos si son las únicas señales de nuestra fiesta? ¿Y para qué serviría la preaparación de una fiesta, si nos olvidamos de acoger al principal invitado?
Sólo una cosa importante:
Volverse totalmente hacia Dios.
Y para eso ¡hay que cambiar!
Hay que escoger el camino de la conversión
como decía Juan Bautista.
Evangelio según San Mateo 3, 1-9
FARISEOS Y SADUCEOS
Eran las dos grandes corrientes del judaísmos en tiempos de Jesús. Era gente importante, seguros de sus conocimientos. os fariseos tenían su propia tradición estrictamente observada. Los saduceos creían que sólo las Escrituras venían de Dios.
CONVERTIRSE
Es cambiar de actitud, de manera de comportarse. Es abrirse plenamente al Reino de los cielos del que habla Juan Bautista. Es vivir totalmente en el amor, y esto no es nada fácil, porque cada día tenemos que cambiar un poco más nuestra mirada, nuestros pensamientos, palabras y gestos...
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