A veces, nos sentimos como en la cárcel. Perdemos confianza, no tenemos ganas de salir ni de hablar...
Como Jesús lo hace con Juan el Bautista, nos invita siempre a la confianza, a la perseverancia. Nos recuerda que no estamos solos.
Nos da signos de su Amor.
Hay signos que seguramente ves sin dificultad.
¿Ves gente a tu alrededor que utiliza el camino de la solidaridad, del perdón, de la entrega, del diálogo?
¿Podrías nombrar personas, gestos...?
Muchas cosas nos aprisionan y no nos permiten acoger a los demás. Contempla los eslabones de esta cadena y trata de descubrir todo lo que te hace prisionero a ti también.
MIEDO SOLEDAD PENA IRA PELEAS ENVIDIA MENTIRAS |
Jesús no quiero caer,
quiero seguir caminando,
avanzando por la vida.
Guarda mi mano en tu mano.
Guíame, recuérdame quién eres tú.
Hazme ver que no estoy solo.
Quiero abrir de par en par
la puerta de mis ojos,
y ver los signos de tu amor
allá donde hombres y mujeres
son testigos de tu Buena Noticia.
Sí, Jesús, ábreme los ojos.
AMÉN
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