¡Oh Dios! Cuando creaste el mundo,
lo primero que quisisre para la humanidad fue la luz:
"Qué se haga la luz"
¡Gracias, Señor, por la luz!
¿por todas las luces!
Las luces de la calle, de los escaparates, de las casas, de las iglesias....
También por las que recibimos por una mirada,
por un gesto o pr una buena palabra.
En esta primera semana de Adviento
quisiera encender la luz del Encuentro.
La luz del Encuentro contigo, y con los demás también.
Un momentito de tiempo pasado junto a ti,
y ya surge una pequeña llama.
¡Enciende, Señor, mi corazón y mi mirada!
No me quier dormir...
Quiero velar contigo a la luz de la llama de tu Amor.
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